El Sexo y los Objetos

¿Es capaz el ser humano de encontrar sexualmente atractivo un objeto?

Os haré una confesión, yo si.
Y no me refiero a los típicos objetos con formas fálicas que incitan a la masturbación, sino a aquellos objetos que vistos en manos de otros nos evocan una sensación de erotismo y sensualidad en la persona que los lleva, sin los cuales esa persona no nos provocaría.

Mi flechazo fue con una guitarra.

Un día como otro cualquiera, organizando mi sesión de descargas del emule me descargué sin quererlo un videoclip de un grupo, de cuyo nombre no debo acordarme. El flechazo fue absoluto. Cuando quise darme cuenta, estaba pérfidamente enamorada del guitarrista.
Pero, ¿Cómo pudo pasarme algo así de pueril? ¡Si al hombrecillo ni si quiera se le veía la cara! ¿Cómo podía tener esa sensación de necesidad de ver tocar a aquel hombre su guitarra?

Desde ese momento, tenía la necesidad constante de ver una y otra vez el video, y mi obsesión fue en incremento…
Un día frente al ordenador no pude evitarlo… Abrí el google, y busque como loca cualquier cosa que pudiera encontrar a cerca de aquel misterioso guitarrista…
Me dije q mi misma que cuanto más buscara más me decepcionaría, porque desaparecería el encanto, el misticismo de aquella figura solitaria tocando incesantemente su guitarra.
Pero no fue así, fue aun peor, porque a cada nueva búsqueda, me aparecían más y más videos suyos, solos él y su guitarra… ¡Pero nunca se le veía la cara!

Y a lo largo de aquellas largas y solitarias semanas de vacaciones, en las que no tenía nada más importante que hacer, me metía en la cama y fantaseaba con ese misterioso y desconocido guitarrista, sin saber porqué exactamente, me atraía con tanta intensidad.

Un par de días más tarde, le mostré a una amiga uno de aquellos videos que me quitaban el sueño. Y fue entonces cuando mi amiga dijo algo verdaderamente sensato, en lo que yo no había caído…
Verle tocar, era como ver una película erótica entre un hombre y una guitarra… El se tiraba al suelo y se retorcía, poniendo gesto de dolor seguía tocando, como si la guitarra lo hubiese embrujado a tocar sin descanso, para toda la eternidad.
Entonces uno de sus compañeros de grupo le agarraba del pelo largo y le arrastraba por el suelo, le daba patadas, pero él seguía y seguía tocando, sin parar, y con un sonido atronador, desgarrador y sensual…

No era el hombre, sino la guitarra, la que le hacía parecer tan atractivo, tan deseable.
Su manera de tocarla, de rasgar sus cuerdas… los movimientos de su cuerpo a medida que golpeaba los acordes… Su cara de dolor y el sonido estridente que salía por los amplificadores…

Seguramente a vosotras también os haya pasado alguna vez, el enamoraros de un desconocido (o desconocida), no por su aspecto físico, ni por sus maneras, sino por un solo objeto que éste llevara…

Nos gustaría mucho que las compartierais con nosotras, y así tal vez, consiga sentirme un poco menos rara…

P.D: A raíz de aquello, descubrí mi afán por estos instrumentos, e iré en breve a comprarme una parecida, y aprenderé a tocarla con la misma pasión con la que la tocaba mi querido guitarrista…

Firmado: Helena